Y usted ¿qué le diría?

Hace poco alguien me preguntó: ¿qué características debe tener un líder?

No supe qué responderle. Honestamente sentí que las palabras no eran suficientes o adecuadas. Sentí un inconformismo absoluto con cada una de las respuestas que me llegaban.

¿Quiere ser líder? - ¿Qué hay que hacer?

Tomé la decisión de empezar de cero. Recurrí a mis apuntes, consulté con otras personas, y obvio, fui a Google.

Me encontré con un montón de características: capacidad para comunicarse, inteligencia emocional, visión, enfoque, pensamiento estratégico, empatía, carisma, integridad, pasión, valentía, mente abierta, capacidad de decisión, confiabilidad, persistencia, curiosidad, responsabilidad, moverse en función del otro, adaptabilidad, y muchas otras. La lista parece interminable. Es un checklist difícil de completar, que confunde y que termina siendo más forma que fondo.

Todos tenemos algunas de esas características. Son esos talentos que vienen en nuestro ADN, que aprendemos a usar, que desarrollamos y nos ayudan a desenvolvernos en los diferentes contextos en los que nos movemos. Y entonces, con lo que tengo ¿qué hago?

¿Y para qué ser líder?

Pensé: ok, ¿y cuál es el fin último de un líder? ¿cuál es su propósito superior?

El propósito es la razón por la que hacemos las cosas, nos sirve para identificar el sentido de lo que hacemos y encaminar nuestras acciones con un fin claro.

Ahora, regálese unos minutos para pensar: ¿a usted quien lo ha llevado a ser mejor? ¿Quién lo ha llevado a querer cambiar? ¿Qué ha hecho una persona para que usted la siga? Cuando se ha visto obligado a movilizar a alguien más ¿qué ha hecho?

El propósito del liderazgo está en inspirar para conseguir algo nuevo. Movilizar desde la inspiración para servir, para conseguir objetivos, para superarse, para transformar.

Hay una charla TED de Derek Sivers sobre liderazgo. En esa charla siguen apareciendo más conceptos sobre el liderazgo, Sivers presenta un video en el que una persona empieza a bailar en una colina de una montaña donde hay otras personas, cada una con su grupo de amigos, en un plan relajado. Y de un momento a otro se va gestando un movimiento de personas que empiezan a bailar: el primero los inspiró. El primero en bailar inspira al primer seguidor, y como una bola de nieve esa inspiración se va contagiando a un montón de gente más rápido que cualquier virus, de esos que andan por ahí.

No hay líderes sin seguidores. Y para que haya seguidores, hay que inspirarlos.

Abrazar.

Mi conclusión es que el liderazgo es inspirar a alguien a ser mejor, a conseguir una meta, a superar un obstáculo, a aprender algo nuevo, a hacer algo de una manera diferente, a ser feliz.

Todos tenemos la capacidad de liderar. Todos, en algún momento, hemos inspirado a otros a ir por más y hay muchas personas que también nos han inspirado. Todos hemos sido líderes y liderados.

Hace unos años alguien me enseñó un verso de una escritora paisa que se llama Angela Botero: “Siempre hay alguien más pequeño y más grande que tú, entonces haga lo que yo: abrace al más pequeño y déjese abrazar por el mayor”.

Hace unos años alguien me enseñó un verso de una escritora paisa que se llama Angela Botero: “Siempre hay alguien más pequeño y más grande que tú, entonces haga lo que yo: abrace al más pequeño y déjese abrazar por el mayor”.